viernes, 21 de febrero de 2014

LA SIGUANABA

LA SIGUANABA
La Siguanaba, también llamada “La Sihuanaba”, es un personaje de la mitología de Guatemala y de El Salvador.
La Siguanaba es un ser mitológico en forma de mujer fantasma de hermoso cuerpo que se les presenta a los hombres que son infieles. Al mirarla de cerca tiene el rostro de una yegua.

Según cuentan, la Siguanaba aparece regularmente en las áreas donde no hay mucha infraestructura, especialmente en los basureros y barrancos, a donde lleva a los hombres enamorados de ella y los hace caer haciendo que pierdan la vida y el alma a favor de ella. Es parte importante del folklore y mitología guatemalteca, pero es principalmente una leyenda perteneciente al folklore salvadoreño.

LA HISTORIA

Originalmente llamada “Sihuehuet” (Mujer hermosa), tenía un romance con el hijo del dios Tlaloc, del cual resultó embarazada. Ella fue una mala madre, dejaba solo a su hijo para satisfacer a su amante. Cuando Tlaloc descubrió lo que estaba ocurriendo maldijo a Sihuehuet llamándola Sihuanaba (Mujer horrible). Ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se le acercaran, daría vuelta y se convertiría en un ser horrible.
El dios la condenó a vagar por el campo, apareciéndose a los hombres que viajan solos por la noche. Dicen que es vista por la noche en los ríos de El Salvador, lavando ropa y siempre busca a su hijo el Cipitío, al cual le fue concedida la juventud eterna por el dios Tlaloc, como sufrimiento para ella.


LA LEYENDA DE LA SIGUANABA

Según lo que cuenta la leyenda, todos los trasnochadores están propensos a encontrarla. Sin embargo, persigue con más insistencia a los hombres enamorados, a los Don Juanes que hacen alarde de sus conquistas amorosas. A estos, la Siguanaba se les aparece en cualquier tanque de agua en altas horas de la noche, o a orillas de ríos según otras versiones. La ven bañándose con una palangana de oro y peinando su hermoso cabello negro con un peine del mismo metal, su bello cuerpo se trasluce a través del camisón.
Dicen las tradiciones que el hombre que la mira se vuelve loco por ella. Entonces, la Siguanaba lo llama, y se lo va llevando hasta un barranco. Enseña la cara cuando ya se lo ha ganado, su rostro se vuelve como de muerta, sus ojos se salen de sus cuencas y se tornan rojos como si sangraran. Su antes tersa y delicada piel se torna arrugada y verduzca, sus uñas crecen y suelta una estridente risa que paraliza de terror al que la escucha. Para no perder su alma, el hombre debe morder una cruz o una medallita y encomendarse a dios.
Otra forma de librarse del influyo de la Siguanaba, consiste en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a ella lo más posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta tocarle el pelo, y luego tirar el él. Así la Siguanaba se asuta y se tira al barranco. Otras versiones dice que debe agarrarse de una mata de escobilla, y así, cuando ella tira de uno, al agarrarse la víctima de la escobilla, ella siente que le tiran del pelo. Esta última práctica es más efectiva, ya que es el antídoto propio que contrarresta el poder maléfico de esta mujer mágica. Un método funcional al observar a una mujer en el río sin saber si es la Siguanaba, consiste en gritar tres veces seguidas: “No te vas a ir María pata de gallina”. Si es la Siguanaba se asustará y se lanzará al barranco, si no era ella te dirán que estás loco, pero al menos estarás seguro.

DIFERENTES VERSIONES

Entre las muchas versiones que existen es famosa aquella que cuenta que Siguanaba era una joven muchacha, que al cumplir dieciocho años le obligaron a casarse con un hombre cuarenta años mayor que ella. Pero ella rehusó casarse con ese hombre, ya que estaba enamorada de otro. Cuando el hombre que quería casarse con ella se enteró de esto decidió matar al enamorado de la muchacha ahogándole en el río, y le encerró a ella en una habitación hasta que le hizo efecto un hechizo que la hizo convertirse en una mujer fea y vieja. Desde entonces Siguanaba recorre la orilla de los ríos buscando a su enamorado.
Otra versión cuenta que Siihuahuet (mujer bella) era una mujer hermosa pero muy vanidosa. Esto último fue la causa de convertirse en Siguanaba (mujer fea).

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